En Centroamérica ha habido dos problemas grandes que mezclaron en los años
recientes. En primer lugar uno de los problemas es que la deforestación ha
ocurrido frecuentemente a una gran escala que ha afectado el medio ambiente en
adición a los indígenas que viven en la tierra en maneras que no son fáciles
arreglar. En segundo lugar el otro fenómeno que es parte del problema cual ha
afectado la región es el narcotráfico. Para explicar la relación, es importante
notar que el trabajo de los narcotraficantes junto con la deforestación puede
tener resultados rentables, cual es el objetivo principal del narcotráfico. Así
de que está ocurriendo es que en regiones pobres donde no hay muchos
regulaciones para el gobierno, la tierra sin ley está controlada por los
narcotraficantes.
Es
evidente que los narcotraficantes son las mayores partes del problema porque en
las áreas como en El Peten en Guatemala hubo un crecimiento de la cocaína en la
región y la deforestación. Los narcotraficantes no solo destruyen tierra para
crear maneras más fáciles para trasladar y vender drogas sino que han ampliado
a las actividades incluyendo métodos diferentes para ganar más ingresos. Ellos
tienen el capital y la influencia, y como resultado tienen el control de la
tierra y convertirla a áreas agrícolas. Un traslado de capital de drogas se
convierte a capital agrícola, el cual es privado, y por esta razón es difícil
seguir. Además lo que empeora la situación es que después de que la tierra se
convierte a tierra agrícola, y es propiedad de los narcotraficantes, cambian a
empresas legítimas y la tierra permanece para el uso agrícola. En efecto todas
las actividades que están ocurriendo son maneras para crear monopolios de
territorios contra otros cárteles de drogas, de todo a
expensas de los pueblos indígenas.
La
narco-deforestación es una tragedia que es el paradigma de los defectos de la
guerra contra drogas. Desde la declaración del uso del ejército mexicano para
combatir a los narcotraficantes, no ha habido avances a pasos agigantados y al
contrario hay más consecuencias negativas en la dirección opuesta. Me molesta
que el ejército no sea una solución pero parte del problema. Me gustaría que el
gobierno de México y de mi país parara el crecimiento de intervención insensato
antes de que sea demasiado tarde. Según Kendra McSweeney, investigadora
del Departamento de Geografía de la Universidad del Estado de Ohio, en los
últimos seis años, la cantidad de cocaína que pasa a través de Centroamérica ha
tenido un crecimiento exponencial que nadie ha visto nunca. A más de esto, ella
dice que desde que el ejército se involucró, los cárteles mexicanos se han
reubicado Centroamérica. Los legisladores se refieren a la habilidad de los
cárteles mover con facilidad como “el efecto globo.” Para ilustrar esta imagen,
cuando tú aplicas presión a un globo, el aire en el globo se mueve y se
concentra a otra zona del globo; el aire no escapa, pero simplemente va a otra
parte. Está claro que es lo que ha estado ocurriendo en el contexto de la
guerra contra las drogas. Puesto que el ejército mexicano ha aplicado presión a
los cárteles, en lugar de detención, los narcotraficantes se van a otro parte
del área donde no ejército mexicano. Es probable que la difusión del
narcotráfico atraiga jóvenes que no involucren con las actividades en
circunstancias normales. Otras personas en Latinoamérica se refieren a la
situación como “el efecto cucaracha” simplemente porque tan pronto como tú
eliminas un parásito en una parte de un dormitorio, está en una parte diferente
de la casa. A propósito de “el efecto cucaracha” o “el efecto globo” yo veo que
en los estados unidos hay un fenómeno similar con respecto a
aburguesamiento. Es indudable que cuando los barrios con familias de bajos
ingresos cambian a áreas de altos ingresos, la gente está obligada a dejar
la comunidad y va en otras ciudades. Típicamente el objeto de
aburguesamiento es eliminar los problemas que se asocian con comunidades pobres
como la violencia y el delito. Aunque las ciudades mejoran, los problemas que
se asociaron con esta área, ahora están en otra parte del estado o país. Es
evidente que no es una solución, pero un redirección del problema.
Este
artículo demuestra sobre todo algunas de las limitaciones de una guerra real
contra un enemigo imaginario o en otras palabras un enemigo que no es concreto.
Por un lado es cierto que las drogas en general tienen consecuencias negativas,
pero por otro lado no es el problema fundamental. Me parece que en lugar de una
guerra contra las drogas, la lucha debe ser contra la pobreza, el hambre,
el desempleo y la marginalización de la gente que ha sido oprimida por
siglos, desde el tiempo de Colón. Sí, es verdad que no es más real o menos
abstracto en comparación a la guerra de las drogas, pero al mismo tiempo es una
manera puede mejor la calidad de vida y también la raíz de los problemas.
Lógicamente cuando el sistema se ha roto, personas
que están involucradas en actividades ilegales, como el narcotráfico, no
participan porque quieren pero debido a la necesidad. Por estas razones yo
sugeriría que se desviaran mucha de los fondos de la guerra contra las drogas a
programas sociales, programas educativos y la creación de empleos. Sería dudoso que el proceso fuera simple o fácil, pero con
tiempo, creara soluciones.
Preguntas
¿Espera
que la guerra contra las drogas termine con éxito?
¿Crees que sería una mala idea si fondos de la guerra contra las drogas se mueven a
otros sectores? ¿Por qué?